viernes, 27 de abril de 2018

Megafusiones de galaxias antiguas

Megafusiones de galaxias antiguas

ALMA y APEX descubren aglomeraciones masivas de galaxias en formación en el universo temprano


25 de Abril de 2018

Los telescopios ALMA y APEX han buceado en las profundidades del espacio — hacia la época en la que el universo tenía una décima parte de su edad actual — y han sido testigos de los inicios de una gigantesca aglomeración cósmica: la inminente colisión de jóvenes galaxias con estallido de formación estelar. Los astrónomos creían que estos eventos tuvieron lugar unos 3.000 millones de años después del Big Bang, por lo que se sorprendieron cuando las nuevas observaciones revelaron que esto sucedió cuando el universo tenía tan sólo la mitad de esa edad. Se cree que estos antiguos sistemas de galaxias acaban formando las estructuras más masivas del universo: los cúmulos de galaxias.

Utilizando el interferómetro ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) y el experimento APEX (Atacama Pathfinder Experiment), dos equipos internacionales de científicos, liderados por Tim Miller (de la Universidad de Dalhousie de Canadá y la Universidad de Yale en los Estados Unidos) y por Iván Oteo (de la Universidad de Edimburgo, Reino Unido) han descubierto concentraciones de galaxias sorprendentemente densas que están a punto de fusionarse, formando los núcleos de lo que finalmente se convertirá en colosales cúmulos de galaxias.

Estudiando el 90% de todo el universo observable, el equipo de Miller observó un protocúmulo de galaxias llamado SPT2349-56. La luz de este objeto comenzó a viajar hacia nosotros cuando el universo tenía alrededor de una décima parte de su edad actual.

Las galaxias individuales de esta densa acumulación cósmica son galaxias con brotes de formación estelar (conocidas en inglés como galaxias starburst) y la concentración de esta vigorosa formación estelar en una región tan compacta la convierte en la zona más activa jamás observada en el universo joven. Allí nacen cada año miles de estrellas, mientras que, en comparación, en nuestra Vía Láctea nace tan solo una al año.

Combinando observaciones de ALMA y APEX, el equipo de Oteo ya había descubierto una megafusión similar formada por diez galaxias polvorientas con formación estelar, apodadas un "núcleo rojo polvoriento" debido a su intenso color rojo.

Iván Oteo explica por qué estos objetos son inesperados: “Se cree que la duración de los brotes de formación estelar polvorientos es relativamente corta, ya que consumen el gas a un ritmo extraordinario. En cualquier momento, en cualquier rincón del universo, estas galaxias suelen ser minoría. Por lo tanto, encontrar numerosos brotes de formación estelar polvorientos brillando al mismo tiempo de ese modo es muy desconcertante, y algo que todavía necesitamos comprender”.

Estos cúmulos de galaxias en formación se detectaron primero como débiles manchas de luz usando el Telescopio del Polo Sur y el Observatorio Espacial Herschel. Posteriores observaciones de ALMA y APEX demostraron que tenían una estructura inusual y confirmaron que su luz se originó mucho antes de lo esperado, sólo 1.500 millones de años después del Big Bang.

Finalmente, las nuevas observaciones de alta resolución de ALMA, revelaron que las dos manchas de brillo tenue no eran objetos individuales, sino que estaban compuestas por catorce y diez galaxias masivas individuales respectivamente, cada una dentro de un radio comparable a la distancia entre la Vía Láctea y las vecinas Nubes de Magallanes.

“Estos descubrimientos hechos con ALMA son sólo la punta del iceberg. Más observaciones llevadas a cabo con APEX muestran que el número real de galaxias con formación estelar probablemente es tres veces mayor. Otras observaciones en curso hechas con el instrumento MUSE, instalado en el VLT de ESO, también están identificando más galaxias”, comenta Carlos De Breuck, astrónomo de ESO.

Los modelos teóricos y computacionales actuales sugieren que este tipo de protocúmulos tan masivos habrían necesitado mucho más tiempo para evolucionar. Utilizando datos de ALMA, con su superior resolución y sensibilidad, incorporados a sofisticadas simulaciones por ordenador, los investigadores son capaces de estudiar la formación de cúmulos menos de 1.500 millones de años después del Big Bang.

“Aún no sabemos cómo este conjunto de galaxias creció tanto y tan rápido. No se formó de manera gradual a lo largo de miles de millones de años, como podrían suponer los astrónomos. Este descubrimiento ofrece una gran oportunidad para estudiar cómo se unieron galaxias masivas para formar enormes cúmulos de galaxias”, afirma Tim Miller, doctorando en la Universidad de Yale y autor principal de uno de los artículos.

Información adicional

Este trabajo de investigación se ha presentado en dos rtículos científicos, “The Formation of a Massive Galaxy Cluster Core at z = 4.3”, por T. Miller et al., que aparece en la revista Nature, y “An Extreme Proto-cluster of Luminous Dusty Starbursts in the Early Universe”, por I. Oteo et al., que aparece en la revista Astrophysical Journal.
El equipo de Miller está frmado por: T. B. Miller (Universidad de Dalhousie, Halifax, Canadá; Universidad de Yale, New Haven, Connecticut, EE.UU.); S. C. Chapman (Universidad de Dalhousie, Halifax, Canadá; Instituto de Astronomía, Cambridge, Reino Unido); M. Aravena (Universidad Diego Portales, Santiago, Chile); M. L. N. Ashby (Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, Cambridge, Massachusetts, EE.UU.); C. C. Hayward (Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, Cambridge, Massachusetts, EE.UU.; Center de Astrofísica  Computacional, Instituto Flatiron, Nueva York, Nueva York, EE.UU.); J. D. Vieira (Universidad  de Illinois, Urbana, Illinois, EE.UU.); A. Weiß (Instituto Max-Planck de Radioastronomía, Bonn, Alemania); A. Babul (Universidad  de Victoria, Victoria, Canadá); M. Béthermin (Universidad Aix-Marseille, CNRS, LAM, Laboratorio de Astrofísica de Marsella, Marsella, Francia); C. M. Bradford (Instituto de Tecnología de California, Pasadena, California, EE.UU.; Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), Pasadena, California, EE.UU.); M. Brodwin (Universidad  de Missouri, Kansas City, Missouri, EE.UU.); J. E. Carlstrom (Universidad  de Chicago, Chicago, Illinois, EE.UU.); Chian-Chou Chen (ESO, Garching, Alemania); D. J. M. Cunningham (Universidad de Dalhousie, Halifax, Canadá; Universidad de Santa María, Halifax, Nueva Escocia, Canadá); C. De Breuck (ESO, Garching, Alemania); A. H. Gonzalez (Universidad de Florida, Gainesville, Florida, EE.UU.); T. R. Greve (University College de Londres, Gower Street, Londres, Reino Unido); Y. Hezaveh (Universidad de Stanford, Stanford, California, EE.UU.); K. Lacaille (Universidad de Dalhousie, Halifax, Canadá; Universidad McMaster, Hamilton, Canadá); K. C. Litke (Observatorio Steward, Universidad de Arizona, Tucson, Arizona, EE.UU.); J. Ma (Universidad de Florida, Gainesville, Florida, EE.UU.); M. Malkan (Universidad de California, Los Ángeles, California, EE.UU.); D. P. Marrone (Observatorio Steward, Universidad de Arizona, Tucson, Arizona, EE.UU.); W. Morningstar (Universidad de Stanford, Stanford, California, EE.UU.); E. J. Murphy (Observatorio Nacional de Radioastronomía, Charlottesville, Virginia, EE.UU.); D. Narayanan (Universidad de Florida, Gainesville, Florida, EE.UU.); E. Pass (Universidad de Dalhousie, Halifax, Canadá, Universidad de Waterloo, Waterloo, Canadá); R. Perry (Universidad de Dalhousie, Halifax, Canadá); K. A. Phadke (Universidad de Illinois, Urbana, Illinois, EE.UU.); K. M. Rotermund (Universidad de Dalhousie, Halifax, Canadá); J. Simpson (Universidad de Edimburgo, Real Observatorio, Blackford Hill, Edimburgo; Universidad de Durham, Durham, Reino Unido); J. S. Spilker (Observatorio Steward, Universidad de Arizona, Tucson, Arizona, EE.UU.); J. Sreevani (Universidad de Illinois, Urbana, Illinois, EE.UU.); A. A. Stark (Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, Cambridge, Massachusetts, EE.UU.); M. L. Strandet (Instituto Max-Planck de Radioastronomía, Bonn, Alemania); y A. L. Strom (Observatorios de las Instituciones Carnegie para la Ciencia, Pasadena, California, EE.UU.).
El equipo de Oteo está formado por: I. Oteo (Instituto de Astronomía, Universidad de Edimburgo, Real Observatorio, Edimburgo, Reino Unido; ESO, Garching, Alemania); R. J. Ivison (ESO, Garching, Alemania; Instituto de Astronomía, Universidad de Edimburgo, Real Observatorio, Edimburgo, Reino Unido); L. Dunne (Instituto de Astronomía, Universidad de Edimburgo, Real Observatorio, Edimburgo, Reino Unido; Universidad de Cardiff, Cardiff, Reino Unido); A. Manilla-Robles (ESO, Garching, Alemania; Universidad de Canterbury, Christchurch, Nueva Zelanda); S. Maddox (Instituto de Astronomía, Universidad de Edimburgo, Real Observatorio, Edimburgo, Reino Unido; Universidad de Cardiff, Cardiff, Reino Unido); A. J. R. Lewis (Instituto de Astronomía, Universidad de Edimburgo, Real Observatorio, Edimburgo, Reino Unido); G. de Zotti (INAF-Observatorio Astronómico de Padua, Padua, Italia); M. Bremer (Universidad de Bristol, Tyndall Avenue, Bristol, Reino Unido); D. L. Clements (Imperial College, Londres, Reino Unido); A. Cooray (Universidad de California, Irvine, California, EE.UU.); H. Dannerbauer (Instituto de Astrofísica de Canarias, La Laguna, Tenerife, España; Universidad de La Laguna, Dpto. Astrofísica, La Laguna, Tenerife, España); S. Eales (Universidad de Cardiff, Cardiff, Reino Unido); J. Greenslade (Imperial College, Londres, Reino Unido); A. Omont (CNRS, Instituto de Astrofísica de París, París, Francia; UPMC Univ. París 06, París, Francia); I. Perez–Fournón (Universidad de California, Irvine, California, EE.UU.; Instituto de Astrofísica de Canarias, La Laguna, Tenerife, España); D. Riechers (Universidad de Cornell, Edificio de Ciencias Espaciales, Ithaca, Nueva York, EE.UU.); D. Scott (Universidad de British Columbia, Vancouver, Canadá); P. van der Werf (Observatorio de Leiden, Universidad de Leiden, Leiden, Países Bajos); A. Weiß (Instituto Max-Planck de Radioastronomía, Bonn, Alemania) y Z-Y. Zhang (Instituto de Astronomía, Universidad de Edimburgo, Real Observatorio, Edimburgo, Reino Unido; ESO, Garching, Alemania).
ESO es la principal organización astronómica intergubernamental de Europa y el observatorio astronómico más productivo del mundo. Cuenta con el respaldo de quince países: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, el Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza, junto con el país anfitrión, Chile. ESO desarrolla un ambicioso programa centrado en el diseño, construcción y operación de poderosas instalaciones de observación terrestres que permiten a los astrónomos hacer importantes descubrimientos científicos. ESO también desarrolla un importante papel al promover y organizar la cooperación en investigación astronómica. ESO opera en Chile tres instalaciones de observación únicas en el mundo: La Silla, Paranal y Chajnantor. En Paranal, ESO opera el Very Large Telescope, el observatorio óptico más avanzado del mundo, y dos telescopios de rastreo. VISTA (siglas en inglés de Telescopio de Rastreo Óptico e Infrarrojo para Astronomía) trabaja en el infrarrojo y es el telescopio de rastreo más grande del mundo, y el VST (VLT Survey Telescope, Telescopio de Rastreo del VLT) es el telescopio más grande diseñado exclusivamente para rastrear el cielo en luz visible. ESO es el socio europeo de un revolucionario telescopio, ALMA, actualmente el mayor proyecto astronómico en funcionamiento del mundo. Además, cerca de Paranal, en Cerro Armazones, ESO está construyendo el ELT (Extremely Large Telescope), el telescopio óptico y de infrarrojo cercano de 39 metros que llegará a ser “el ojo más grande del mundo para mirar el cielo”.
Las traducciones de las notas de prensa de ESO las llevan a cabo miembros de la Red de Divulgación de la Ciencia de ESO (ESON por sus siglas en inglés), que incluye a expertos en divulgación y comunicadores científicos de todos los países miembros de ESO y de otras naciones.

El 
nodo español de la red ESON está representado por J. Miguel Mas Hesse y Natalia Ruiz Zelmanovitch.

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lunes, 23 de abril de 2018

WASP-104b, bienvenidos al siniestro planeta negro

WASP-104b, bienvenidos al siniestro planeta negro


Hallan a 466 años luz de la Tierra un mundo color carbón, uno de los más oscuros que se conocen


José Manuel Nieves @josemnieves Madrid Actualizado:23/04/2018 09:58h

A 466 años luz de la Tierra, los astrónomos han encontrado uno de los mundos más oscuros descubiertos hasta ahora. Tanto, que en un artículo recién aparecido en arxiv.org comparan su color al del carbón. WASP-104b es un planeta gaseoso y gigante, del tamaño de nuestro Júpiter, y orbita alrededor de su estrella una vez cada 1,75 días. Pero a diferencia de Júpiter, que está muy lejos del Sol, este mundo gigante está tan cerca del suyo que la intensa radiación emitida por la estrella ha "barrido" por completo toda su atmósfera y nubes, dejando que elementos como el sodio y el potasio emerjan hasta la superficie neblinosa y ardiente (más de 1.200 grados centígrados) que envuelve al siniestro planeta.
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domingo, 22 de abril de 2018

España puja por la carrera aeroespacial de bajo coste

España puja por la carrera aeroespacial de bajo coste

El CATEC reduce a la mitad el gasto en componentes de satélites y aviones al fabricarlos con impresoras 3D



La carrera aeroespacial de bajo coste no es exclusiva de Space X, la empresa creada por el mediático Elon Musk. España también ha entrado en el juego. El Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales (CATEC) se ha convertido en un referente único de la industria al fabricar componentes para satélites, lanzaderas, aviones, helicópteros y drones con impresoras 3D. El coste industrial se llega a abaratar hasta en un 40% y se consigue, entre otras cosas, reducir el peso de los componentes y, por lo tanto, aminorar el precio del lanzamiento así como disponer de más capacidad de carga. Cada kilo lanzado al espacio cuesta entre 10.000 y 20.000 euros. Clic AQUÍ para seguir leyendo y ver el vídeo.

viernes, 13 de abril de 2018

Logran en la Antártida producir vegetales sin tierra, luz solar ni pesticidas

Logran en la Antártida producir vegetales sin tierra, luz solar ni pesticidas

Un experimento científico se propone lograr que los astronautas puedan cultivar alimentos frescos en otros planetas.



Por RT Abr 07, 2018


Tras el objetivo de que los astronautas puedan cultivar alimentos frescos en otros planetas, un grupo de científicos logró producir en la Antártida vegetales sin tierra, luz solar ni pesticidas. El logro fue alcanzado en la base alemana Neumayer Station III, donde se recolectaron 3,6 kilos de lechuga, 18 pepinos y 70 rábanos que pudieron crecer dentro de de un invernadero. Al exterior del lugar, la temperatura estaba en menos 20 grados centígrados, reportó la agencia APClic AQUÍ para seguir leyendo y ver las imágenes.

viernes, 6 de abril de 2018

La Vía Láctea crece más rápido que la velocidad del sonido

La Vía Láctea crece más rápido que la velocidad del sonido

Así lo sugiere un estudio realizado por el Instituto de Astrofísica de Canarias, que ha analizado el comportamiento de galaxias similares a la nuestra.



Con un diámetro de unos 100.000 años luz –o sea, un trillón y medio de kilómetros– y una masa de entre 600.000 y 750.000 millones de veces la del Sol según las últimas mediciones, la Vía Láctea no es una galaxia enorme (las hay hasta cincuenta veces más grandes), pero tiene un tamaño respetable. La duda era si está creciendo o encogiendo. O ninguna de las dos cosas.
Las observaciones del grupo canario de astrónomos indican que, de acuerdo con los cambios de brillo detectado en los bordes de otros discos, las galaxias de la familia de la Vía Láctea aumentan de tamaño en razón de 500 metros por segundo. A esa velocidad, tardaríamos alrededor de veinte minutos en llegar desde Madrid a Barcelona. O dicho de otro modo, como ha declarado Martínez Lombilla: “si viajáramos en el tiempo de 3.000 millones de años, veríamos nuestra galaxia un 5% más grande”. Este dato pone en perspectiva el incremento, que es más bien lento, señala la astrónoma. Clic AQUÍ para seguir leyendo y ver la imagen.

El descubrimiento de 12 agujeros negros alrededor de Sagitario A*, el agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea

El descubrimiento de 12 agujeros negros alrededor de Sagitario A*, el agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea

Un equipo de científicos sospecha que el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, puede estar lleno de agujeros negros.


RedacciónBBC Mundo 4 abril 2018

Un nuevo estudio publicado este miércoles presenta evidencias que refuerzan una vieja teoría: los agujeros negros "supermasivos" en los centros de las galaxias están rodeados por otros muchos más pequeños. El agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea es conocido como Sagitario A* (Sgr A*). Charles Hailey, de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, lideró el estudio que concluyó con la detección de una docena de "sistemas binarios" inactivos y de poca masa cerca de Sgr A*. Es decir, observaron parejas formadas por una estrella y un compañero invisible: el agujero negro. La investigación fue publicada en la revista Nature.
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Observan cómo un agujero negro devora una estrella

Observan cómo un agujero negro devora una estrella

Un astro parecido al Sol es literalmente destrozado por la inmensa fuerza gravitatoria de un «monstruo» espacial en una lejana galaxia


José Manuel Nieves @josemnieves Madrid Actualizado:03/04/2018 11:18h

Es una rara ocasión para la Ciencia. Un fenómeno que se ha podido observar apenas un puñado de veces en toda la historia de la Astronomía. Se trata de una estrella en el momento de ser devorada por un agujero negro. Un astro parecido al Sol literalmente destrozado por la inmensa fuerza gravitatoria de un "monstruo" espacial en una lejana galaxia, a cerca de mil millones de años luz de la Tierra. Como se sabe, en el centro de prácticamente todas las grandes galaxias habita un agujero negro supermasivo, una zona de enorme densidad, que puede llegar a tener miles de millones de veces la masa del Sol y de cuya gravedad nada, ni siquiera la luz, consigue escapar.
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Astrónomos descubren 4.000 nuevas galaxias

Astrónomos descubren 4.000 nuevas galaxias

Han trazado un mapa tridimensional del pasado en el que se ve cómo eran las galaxias hace 11.000 a 13.000 millones de años


ABC.ES MADRID Actualizado:04/04/2018 02:13h

Los datos captados por los telescopios Isaac Newton, en Canarias, y Subaru, en Hawái (Estados Unidos), han permitido a los astrónomos remontarse a un momento en que el Universo era muy joven para descubrir 4.000 nuevas galaxias prácticamente recién nacidas. Muchas de ellas son una representación de cómo era la Vía Láctea cuando hacía poco tiempo que había nacido. En dos artículos publicados en «Monthly Notices of the Royal Astronomical Society» una investigación dirigida por David Sobral, astrofísico de la Universidad de Lancaster (Reino Unido), ha trazado un mapa en tres dimensiones del Universo temprano. En concreto, ha reconstruido 16 épocas ocurridas hace 11.000 a 13.000 millones de años, cuando solo habían pasado unos 800 millones de años desde el Big Bang y el Universo tenía entre el siete y el 20 por ciento de su edad actual. Clic AQUÍ para seguir leyendo, ver la imagen  y el gráfico explicativo.

Detectan un «tsunami» cósmico arrasando el espacio a 500.000 kilómetros por hora

Detectan un «tsunami» cósmico arrasando el espacio a 500.000 kilómetros por hora

Los rayos X han permitido analizar una ola de gas a 30 millones de grados de temperatura saliendo del cúmulo galáctico de Perseo


ABC.ES MADRID Actualizado:06/04/2018 13:05h

El observatorio Chandra de rayos X, de la NASA, le ha permitido a los astrónomos analizar un inmenso «frente frío» dejando atrás el cúmulo de galaxias de Perseo, situado a uno 240 millones de años luz de la Tierra. En un artículo publicado en Nature Astronomy, los científicos han reconstruido el perfil y el campo magnético que podría haber generado dicho «ola». Esta es básicamente una banda de gas súper caliente, con una extensión de dos millones de años luz y una antigüedad de 5.000 millones de años que sale, a una velocidad de casi 500.000 kilómetros por hora, de la acumulación de galaxias de Perseo como si se tratara de un inmenso tsunami cósmico. Clic AQUÍ para seguir leyendo, ver la imagen y los vídeos.

Miles de agujeros negros rodean el centro de la galaxia

Miles de agujeros negros rodean el centro de la galaxia

Descubren varios sistemas binarios de estrellas en los que uno es un agujero negro cerca del núcleo de la Vía Láctea



A 25.000 años luz de nuestro hogar en el extrarradio galáctico, el centro de la Vía Láctea bulle. [...] Las teorías predecían que los agujeros negros supermasivos de los núcleos galácticos están rodeados de otros muchos de masa estelar, fruto de la implosión de estrellas de gran tamaño que consumen su combustible nuclear y sucumben a su propia gravedad. Según los modelos, debería haber muchos miles, pero aún no se había detectado ninguno. Esta semana, un equipo de científicos liderado por Charles Hailey, de la Universidad de Columbia (EE UU), anuncia en la revista Nature el descubrimiento de varios sistemas binarios en los que una parte de la pareja es un agujero negro. Clic AQUÍ para seguir leyendo y ver la imagen.

Descubierta la estrella más lejana jamás observada

Descubierta la estrella más lejana jamás observada


El telescopio espacial 'Hubble' detecta Icarus, un astro dos veces más cálido que el Sol que nació a 9.000 millones de años luz de la Tierra



Un equipo internacional de astrónomos ha observado la estrella convencional más lejana que se haya observado nunca. [...] El nuevo destello de luz captado por el Hubble ha resultado ser el de una estrella más distante cuyo brillo se ha multiplicado más de 2.000 veces y que no podría haber sido descubierta sin este fenómeno astronómico, conocido como lente gravitacional. [...] La luz original de esa estrella se emitió hace 4.400 millones de años, cuando el universo tenía un tercio de su edad actual. Desde entonces, su luz ha viajado por el universo durante 9.000 millones de años hasta ser captada por el telescopio hace dos primaveras. “La estrella más lejana descubierta hasta ahora está a 55 millones de años luz, mientras que la nueva estrella está 260 veces más lejos”, explica José María Diego, investigador del Instituto de Física de Cantabria. Clic AQUÍ para seguir leyendo y ver la imagen.