viernes, 25 de septiembre de 2020

Descubren la primera aurora alrededor de un cometa

Descubren la primera aurora alrededor de un cometa

El fenómeno ultravioleta, nunca visto en este tipo de rocas espaciales, ha sido detectado por la sonda Rosetta


J. de J.MADRID Actualizado:22/09/2020 08:49h

La nave Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA), la primera en llegar y aterrizar sobre un cometa, terminó su histórica misión hace ya cuatro años cuando, en octubre de 2016, impactó contra la roca 67P/Churyumov Gerasimenko después de más de dos años de observaciones y de otros diez de viaje. La sonda se desconectó para siempre, pero sus datos han seguido dando sorpresas a los científicos. La última es el descubrimiento de la existencia de inesperadas auroras ultrativoletas en ese mundo lejano. Las primeras detectadas alrededor de un cometa. Clic AQUÍ para seguir leyendo y ver la imagen.

Descubren el planeta pi: del tamaño de la Tierra y con una órbita de 3,14 días

Descubren el planeta pi: del tamaño de la Tierra y con una órbita de 3,14 días

La superficie de este mundo rocoso tiene la temperatura perfecta para hornear una tarta, por lo que probablemente no sea habitable


ABC Ciencia MADRID Actualizado:23/09/2020 01:05h

A veces el universo conspira para que pasen cosas tan curiosas como esta. Científicos han descubierto una «Tierra pi», un planeta del tamaño del nuestro situado a 185 años luz que gira alrededor de su estrella cada 3,14 días, en una órbita que recuerda a la constante matemática universal. Los investigadores hallaron señales de la existencia del planeta en datos tomados en 2017 por la misión K2 del telescopio espacial Kepler de la NASA. El equipo analizó las señales, probando diferentes escenarios potenciales para su origen, y confirmó que probablemente se trataba de un exoplaneta en tránsito y no de otros fenómenos, como un sistema binario de dos estrellas en espiral. Clic AQUÍ para seguir leyendo y ver la imagen.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Un asteroide sinpar de dos kilómetros orbita el Sol más cerca que Venus

Un asteroide sinpar de dos kilómetros orbita el Sol más cerca que Venus


MADRID, 16 Sep. 2020 (EUROPA PRESS)

Astrónomos han calculado en dos kilómetros el diámetro del asteroide más cercano al Sol conocido, 2020 AV2, primero en el registro que se mueve completamente dentro de la órbita de Venus. Tiene una distancia de afelio de solo 0,65 unidades astronómicas. Su descubrimiento es sorprendente, ya que los modelos no predicen asteroides tan grandes dentro de la órbita de Venus. Podría ser evidencia de una nueva población de asteroides, o podría ser simplemente el mayor de su población. [...] Hay alrededor de 1 millón de asteroides conocidos y la gran mayoría de ellos se encuentran fuera de la órbita de la Tierra. Solo hay una pequeña fracción ubicada con todas sus órbitas dentro de la Tierra. Los modelos predicen que un número aún menor de asteroides debería estar dentro de la órbita de Venus. Esos asteroides se llaman VatirasClic AQUÍ para seguir leyendo y ver la imagen.





Detectado un posible marcador de vida en Venus

Detectado un posible marcador de vida en Venus

14 de Septiembre de 2020

Un equipo internacional de astrónomos ha anunciado hoy el descubrimiento de una molécula poco común, la fosfina, en las nubes de Venus. En la Tierra, este gas sólo se fabrica de forma industrial o por microbios que prosperan en ambientes libres de oxígeno. Los astrónomos han especulado durante décadas con la posible existencia de microbios en las nubes altas de Venus, microbios que flotarían libres de la superficie abrasadora pero que necesitarían de una muy alta tolerancia a la acidez. La detección de fosfina podría apuntar a tal vida "aérea" extraterrestre.

“Cuando obtuvimos los primeros indicios de fosfina en el espectro de Venus, ¡fue un shock!”, afirma la responsable del equipo, Jane Greaves, de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), quien vio por primera vez signos de fosfina en observaciones realizadas con el Telescopio James Clerk Maxwell (JCMT), operado por el Observatorio de Asia Oriental (East Asian Observatory), en Hawái. Confirmar su descubrimiento requería del uso de 45 de las antenas del conjunto ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), en Chile, un telescopio más sensible y del que ESO (Observatorio Europeo Austral) es socio. Ambas instalaciones observaron Venus a una longitud de onda de aproximadamente 1 milímetro, mucho más de lo que el ojo humano puede ver (solo los telescopios instalados a gran altitud pueden detectarlo de manera eficaz).

El equipo internacional, que incluye a investigadores de Reino Unido, Estados Unidos y Japón, estima que la fosfina existe en las nubes de Venus en una concentración muy pequeña, sólo una veintena de moléculas por cada mil millones. Tras sus observaciones, realizaron cálculos para ver si estas cantidades podían provenir de procesos naturales no biológicos en el planeta. Algunas ideas incluían luz solar, minerales lanzados hacia arriba desde la superficie, volcanes o relámpagos, pero ninguno de estos podría generar la cantidad suficiente. Se descubrió que estas fuentes no biológicas producían como máximo una diezmilésima parte de la cantidad de fosfina que veían los telescopios.

Según el equipo, para crear la cantidad observada de fosfina (que consiste en hidrógeno y fósforo) en Venus, los organismos terrestres sólo tendrían que trabajar, aproximadamente, al 10% de su productividad máxima. Se sabe que las bacterias de la tierra producen fosfina: toman fosfato de minerales o de material biológico, añaden hidrógeno y, en última instancia, expulsan la fosfina. Probablemente, cualquier organismo de Venus sería muy diferente a sus primos de la Tierra, pero también podrían ser la fuente de la fosfina detectada en la atmósfera.

Pese a que el descubrimiento de la fosfina en las nubes de Venus fue una sorpresa, los investigadores confían en su detección. “Para nuestro gran alivio, las condiciones eran buenas en ALMA para hacer observaciones de seguimiento, mientras que Venus estaba en un ángulo adecuado con respecto a la Tierra. Sin embargo, el procesamiento de los datos fue complicado, ya que ALMA no suele buscar efectos tan sutiles en objetos muy brillantes como Venus”, afirma Anita Richards, miembro del equipo del Centro Regional ALMA del Reino Unido y de la Universidad de Manchester. “Al final, descubrimos que ambos observatorios habían visto lo mismo: débil absorción en la longitud de onda correcta que se correspondía con gas fosfina, donde las moléculas son retroiluminadas por las nubes más cálidas que tienen debajo”, añade Greaves, quien dirigió el estudio publicado hoy en Nature Astronomy.

Otra miembro del equipo, Clara Sousa Silva, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.), ha investigado la fosfina como un gas de "biofirma" de vida que no usa el oxígeno en planetas alrededor de otras estrellas, ya que la química normal no profundiza en este tema. Ella comenta: “¡Encontrar fosfina en Venus fue un regalo inesperado! El descubrimiento plantea muchas preguntas, por ejemplo, cómo podrían sobrevivir algunos organismos. En la Tierra, algunos microbios pueden hacer frente hasta a un 5% de ácido en su entorno, pero las nubes de Venus están hechas de ácido casi en su totalidad”.

El equipo cree que su descubrimiento es significativo porque pueden descartar muchas formas alternativas de hacer fosfina, pero reconocen que confirmar la presencia de "vida" necesita de mucho más trabajo. Aunque las nubes altas de Venus tienen agradables temperaturas de hasta 30 grados centígrados, son increíblemente ácidas (alrededor del 90% es ácido sulfúrico), lo que plantea problemas importantes para cualquier microbio que intente sobrevivir en ese entorno.

Leonardo Testi, astrónomo de ESO y Director de Operaciones Europeas de ALMA, que no participó en el nuevo estudio, declara que “La producción no biológica de fosfina en Venus está excluida por nuestra comprensión actual de la química de la fosfina en las atmósferas de los planetas rocosos. Confirmar la existencia de vida en la atmósfera de Venus sería un gran avance para la astrobiología; por lo tanto, es esencial dar continuidad a este emocionante resultado con estudios teóricos y observacionales con el fin de excluir la posibilidad de que la fosfina en planetas rocosos también pueda tener un origen químico diferente al de la Tierra”.

Más observaciones de Venus y de planetas rocosos fuera de nuestro Sistema Solar, incluso con el próximo Telescopio Extremadamente Grande de ESO, pueden ayudar a recopilar pistas sobre cómo puede originarse en ellos la fosfina y contribuir a la búsqueda de signos de vida más allá de la Tierra.

Información adicional

Este trabajo de investigación se ha publicado en el artículo científico “Phosphine Gas in the Cloud Decks of Venus” en la revista Nature Astronomy.

El equipo está formado por Jane S. Greaves (Escuela de Física & Astronomía, Universidad de Cardiff, Reino Unido [Cardiff]); Anita M. S. Richards (Centro de Astrofísica Jodrell Bank, La Universidad de Manchester, RU); William Bains (Departamento de estudios de la Tierra, Atmósfera y Ciencias Planetarias, Instituto Tecnológico de Massachusetts, EE.UU. [MIT]); Paul Rimmer (Departamento de ciencias de la Tierra y Centro Cavendish de Astrofísica, Universidad de Cambridge y Laboratorio MRC de Biología Molecular, Cambridge, RU); Hideo Sagawa (Departamento de Astrofísica y Ciencias Atmosféricas, Universidad Kyoto Sangyo, Japón); David L. Clements (Departamento de Física, Imperial College de Londres, RU [Imperial]); Sara Seager (MIT); Janusz J. Petkowski (MIT); Clara Sousa-Silva (MIT); Sukrit Ranjan (MIT); Emily Drabek-Maunder (Cardiff y Real Observatorio de Greenwich, Londres, RU); Helen J. Fraser (Escuela de Ciencias Físicas, La Universidad Abierta, Milton Keynes, RU); Annabel Cartwright (Cardiff); Ingo Mueller-Wodarg (Imperial); Zhuchang Zhan (MIT); Per Friberg (EAO/JCMT); Iain Coulson (EAO/JCMT); E’lisa Lee (EAO/JCMT) y Jim Hoge (EAO/JCMT).

Algunos de los miembros del equipo publicaron en agosto de 2020, en la revista Astrobiology, un artículo que acompaña a este, titulado “The Venusian Lower Atmosphere Haze as a Depot for Desiccated Microbial Life: A Proposed Life Cycle for Persistence of the Venusian Aerial Biosphere”. En enero de 2020, otro estudio relacionado y realizado por algunos de los autores, "Phosphine as a Biosignature Gas in Exoplanet Atmospheres", se publicó también en la revista Astrobiology.

ESO es la principal organización astronómica intergubernamental de Europa y el observatorio astronómico más productivo del mundo. Cuenta con dieciséis países miembros: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza, junto con Chile, país anfitrión, y Australia como aliado estratégico. ESO desarrolla un ambicioso programa centrado en el diseño, construcción y operación de poderosas instalaciones de observación terrestres que permiten a los astrónomos hacer importantes descubrimientos científicos. ESO también desarrolla un importante papel al promover y organizar la cooperación en investigación astronómica. ESO opera en Chile tres instalaciones de observación únicas en el mundo: La Silla, Paranal y Chajnantor. En Paranal, ESO opera el Very Large Telescope junto con su interferómetro VLTI (Very Large Telescope Interferometer), el más avanzado del mundo, así como dos telescopios de rastreo: VISTA (siglas en inglés de Telescopio de Rastreo Óptico e Infrarrojo para Astronomía), que trabaja en el infrarrojo, y el VST (VLT Survey Telescope, Telescopio de Rastreo del VLT), que rastrea en luz visible. ESO también es socio de dos instalaciones en Chajnantor, APEX y ALMA, actualmente el mayor proyecto astronómico en funcionamiento del mundo. Finalmente, en Cerro Armazones, cerca de Paranal, ESO está construyendo el ELT (Extremely Large Telescope), de 39 metros, que llegará a ser “el ojo más grande del mundo para mirar el cielo”.

El conjunto ALMA, (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) es una instalación astronómica internacional fruto de la colaboración entre ESO, la Fundación Nacional para la Ciencia de EE.UU. (NSF, National Science Foundation) y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón (NINS, National Institutes of Natural Sciences) en cooperación con la República de Chile. ALMA está financiado por ESO en nombre de sus países miembros; por la NSF en cooperación con el Consejo Nacional de Investigación de Canadá (NRC, National Research Council) y el Consejo Nacional de Ciencias de Taiwán (NSC, National Science Council), y por el NINS en cooperación con la Academia Sínica (AS) de Taiwán y el Instituto de Astronomía y Ciencias Espaciales de Corea (KASI, Korea Astronomy and Space Science Institute). La construcción y operaciones de ALMA están lideradas por ESO en nombre de sus países miembros; por el Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO, National Radio Astronomy Observatory), gestionado por Associated Universities, Inc.(AUI), en América del Norte; y por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ, National Astronomical Observatory of Japan) en Asia Oriental. El Observatorio Conjunto ALMA (Joint ALMA Observatory, JAO) proporciona al proyecto la unificación tanto del liderazgo como de la gestión de la construcción, puesta a punto y operaciones de ALMA.

Con un diámetro de 15 m (50 pies), el Telescopio James Clerk Maxwell (JCMT) es el telescopio astronómico de un solo plato más grande del mundo diseñado específicamente para operar en la región de longitud de onda submilimétrica del espectro electromagnético. El JCMT se utiliza para estudiar nuestro Sistema Solar, el polvo y el gas interestelar y circunestelar, estrellas evolucionadas y galaxias distantes. Está situado en la reserva científica de Maunakea, en Hawái, a una altitud de 4092m (13 425 pies). La operación del JCMT está a cargo del Observatorio de Asia Oriental en nombre de NAOJ; ASIAA; KASI; CAMS, así como del Programa Clave Nacional de I+D de China. El STFC y las universidades participantes del Reino Unido y Canadá proporcionan apoyo financiero adicional.

Las traducciones de las notas de prensa de ESO las llevan a cabo miembros de la Red de Divulgación de la Ciencia de ESO (ESON por sus siglas en inglés), que incluye a expertos en divulgación y comunicadores científicos de todos los países miembros de ESO y de otras naciones.

El nodo español de la red ESON está representado por J. Miguel Mas Hesse y Natalia Ruiz Zelmanovitch.

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José Miguel Mas Hesse
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Madrid, España
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Jane Greaves (study author)
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Anita Richards (study author)
UK ALMA Regional Centre and University of Manchester
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Clara Sousa Silva (study author)
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Leonardo Testi (contact for independent comment on the study)
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Bárbara Ferreira
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sábado, 12 de septiembre de 2020

Roedores enviados al espacio vuelven convertidos en super ratones

Roedores enviados al espacio vuelven convertidos en super ratones

Este hallazgo científico ayudará a prevenir la pérdida de masa muscular y ósea en los astronautas

JUDITH VIVES, BARCELONA 08/09/2020 12:02 | Actualizado a 08/09/2020 12:56

Unos ratones modificados genéticamente han viajado al espacio y han vuelto convertidos en auténticos super ratones. Estos roedores forman parte de una investigación científica realizada en el Laboratorio Jackson en Connecticut (Estados Unidos) y servirá para prevenir la pérdida de masa muscular y ósea en los astronautas. El pasado mes de diciembre, los investigadores enviaron 40 ratones negros hembra jóvenes a la estación espacial, lanzándolos a bordo de un cohete SpaceX. Estos ratones habían sido modificados genéticamente mediante un proceso de bloqueado de una vía de señalización molecular. En concreto, se bloquearon un par de proteínas que normalmente limitan la masa muscular. A su regreso a la tierra, los ratones no solo conservaban toda su masa muscular, sino que lucían un cuerpo de culturista. Según revela el estudio, el tratamiento aplicado a los animales promovió la recuperación de masa muscular y ósea una vez que estos regresaron a la Tierra. Clic AQUÍ para seguir leyendo, ver las imágenes y el vídeo.

viernes, 11 de septiembre de 2020

Un eficiente acelerador de partículas gigante rodea la Tierra

Un eficiente acelerador de partículas gigante rodea la Tierra


MADRID, 10 Sep. 2020 (EUROPA PRESS)

La magnetosfera terrestre funciona como un acelerador de partículas muy eficiente, acelerando los electrones a las llamadas energías ultrarrelativistas, gracias a las ondas de plasma. Es el hallazgo de un nuevo estudio dirigido por investigadores del Centro Alemán de Investigación de Geociencias de GFZ, que muestra que los electrones en los cinturones de radiación pueden acelerarse a velocidades muy altas a nivel localSe publica en Nature Communications. [...] Observaciones recientes revelaron que la energía de los electrones en los cinturones puede llegar a las llamadas energías ultrarrelativistas. Estos electrones se mueven tan rápidamente que su energía de movimiento es mucho mayor que su energía de reposo dada por la famosa fórmula de Einstein E = mc2. Son tan rápidos que el tiempo se ralentiza significativamente para estas partículasClic AQUÍ para seguir leyendo y ver la imagen.

viernes, 4 de septiembre de 2020

Los científicos captan una enorme onda gravitacional que no debería existir

Los científicos captan una enorme onda gravitacional que no debería existir

Dos detectores en Europa y EE UU descubren la colisión de dos agujeros negros más potente jamás observada, pero no entienden cómo ha surgido



Dos detectores separados por miles de kilómetros han captado la misma señal que corresponde a la fuente de ondas gravitacionales más potente jamás observada. Tal y como predijo Albert Einstein hace más de un siglo, los fenómenos más violentos del cosmos producen estas ondulaciones del espacio-tiempo —el material del que está hecho el universo— que viajan a la velocidad de la luz en todas direcciones como si fueran las ondas de una piedra tirada a un estanque. Al llegar a la Tierra tras recorrer inabarcables distancias cósmicas, estas ondas son tan débiles que Einstein era escéptico de que pudieran captarse. La señal fue captada el 21 de mayo de 2019 y duró apenas una décima de segundo. [...] La onda viene de la fusión de dos agujeros negros y sería la mayor captada hasta la fecha, según explican este miércoles en dos estudios los casi 2.000 científicos de 19 países que trabajan con los datos de ambos detectores. El choque se produjo hace unos 7.000 millones de años —antes que la formación del sistema solar y la Tierra— cuando un agujero negro con una masa 85 veces superior a la de nuestro Sol chocó con otro equivalente a unas 66 estrellas solares. Lo interesante es que con las leyes de la relatividad general en la mano y lo que se conoce de la física de las estrellas este fenómeno es imposible de explicar: o bien hay que cambiar la teoría de evolución estelar o bien los agujeros negros involucrados tienen un origen desconocido y aún misterioso. Clic AQUÍ para seguir leyendo, ver la imagen y el vídeo.


Un 0,04% de sistemas estelares pueden albergar civilizaciones técnicas

Un 0,04% de sistemas estelares pueden albergar civilizaciones técnicas



MADRID, 3 Sep. 2020 (EUROPA PRESS)

Un equipo de la Universidad de Manchester ha descubierto un avance analítico que podría mejorar significativamente nuestras posibilidades de encontrar vida extraterrestre en nuestra galaxia. [...] El equipo de investigación colaborativa ha ampliado drásticamente la búsqueda de vida extraterrestre de 1.400 estrellas a 280.000, aumentando el número de estrellas analizadas en un factor de más de 200. El resultado sugiere que menos del 0,04% de los sistemas estelares tienen el potencial de albergar civilizaciones avanzadas con la tecnología de radio equivalente o ligeramente más avanzada que los humanos del siglo XXI. Además de mejorar los límites para las estrellas cercanas, el equipo estableció por primera vez límites para las propias estrellas más distantes con la advertencia de que cualquier forma de vida potencial que habita en los límites exteriores de la galaxia necesitaría transmisores aún más potentes para ser detectableClic AQUÍ para seguir leyendo y ver la imagen.

Nuevas observaciones muestran discos de formación planetaria destrozados por sus tres estrellas centrales

Nuevas observaciones muestran discos de formación planetaria destrozados por sus tres estrellas centrales


3 de Septiembre de 2020

Un equipo de astrónomos ha identificado la primera evidencia directa de que los grupos de estrellas pueden destrozar sus discos de formación de planetas, dejándolos deformados y con sus anillos inclinados. Esta nueva investigación sugiere que los planetas exóticos, no muy diferentes al Tatooine de Star Wars, pueden formarse en estos anillos inclinados de discos torcidos alrededor de múltiples estrellas. Los resultados pudieron obtenerse gracias a las observaciones realizadas con el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (VLT de ESO) y el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA).

Nuestro Sistema Solar es sorprendentemente aplanado, con todos los planetas orbitando en el mismo plano. Pero este no siempre es el caso, especialmente para los discos que forman planetas alrededor de múltiples estrellas, como el objeto del nuevo estudio: GW Orionis. Este sistema, situado a poco más de 1300 años luz de distancia, en la constelación de Orión, tiene tres estrellas y un disco deformado y desgarrado que las rodea.

Nuestras imágenes revelan un caso extremo en el que el disco no es plano en absoluto, sino que está deformado y tiene un anillo desalineado que se ha separado del disco”, afirma Stefan Kraus, profesor de astrofísica en la Universidad de Exeter del Reino Unido, quien dirigió la investigación publicada hoy en la revista Science. El anillo desalineado se encuentra en la parte interna del disco, cerca de las tres estrellas.

La nueva investigación también revela que este anillo interior contiene 30 masas terrestres de polvo, lo que podría ser suficiente para formar planetas. Alexander Kreplin, miembro del equipo de la Universidad de Exeter, asevera que “Cualquier planeta formado dentro del anillo desalineado orbitará a la estrella en órbitas altamente oblicuas. Predecimos que se van a descubrir muchos planetas en órbitas oblicuas con una amplia separación en futuras campañas de búsqueda de planetas a través de la obtención de imágenes con herramientas como, por ejemplo, el ELT”, refiriéndose al Telescopio Extremadamente Grande de ESO, que está previsto que comience a operar a lo largo de esta década. Dado que más de la mitad de las estrellas nacen con una o más compañeras, esto plantea una perspectiva emocionante: podría haber una población desconocida de exoplanetas que orbitan en torno a sus estrellas en órbitas muy inclinadas y distantes.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo observó a GW Orionis durante más de 11 años. A partir de 2008, utilizaron los instrumentos AMBER y, más tarde, GRAVITY, instalados en el Interferómetro VLT de ESO, en Chile, que combina la luz de diferentes telescopios VLT para estudiar la danza gravitacional de las tres estrellas del sistema y mapear sus órbitas. “Descubrimos que las tres estrellas no orbitan en el mismo plano, sino que sus órbitas están desalineadas entre sí y con respecto al disco”, declara Alison Young, de las Universidades de Exeter y Leicester y miembro del equipo.

También observaron el sistema con el instrumento SPHERE, instalado en el VLT de ESO, y con ALMA, del que ESO es socio, y fueron capaces de obtener imágenes del anillo interior y confirmar su desalineación. El instrumento SPHERE de ESO también les permitió ver, por primera vez, la sombra que este anillo proyecta sobre el resto del disco. Esto les ayudó a averiguar la forma tridimensional del anillo y del conjunto del disco.

El equipo internacional, que incluye investigadores del Reino Unido, Bélgica, Chile, Francia y Estados Unidos, combinó sus precisas observaciones con simulaciones informáticas para entender lo que había sucedido en el sistema. Por primera vez, fueron capaces de vincular claramente las desalineaciones observadas con el teórico “efecto de desgarro de disco”, lo que sugiere que el tirón gravitacional de estrellas en diferentes planos que entran en conflicto puede deformar y romper sus discos.

Sus simulaciones mostraron que la desalineación en las órbitas de las tres estrellas podría hacer que el disco a su alrededor se rompa en anillos distintos, que es exactamente lo que ven en sus observaciones. La forma observada del anillo interno también coincide con las predicciones de simulaciones numéricas sobre cómo se rompería el disco.

Curiosamente, otro equipo que estudió el mismo sistema usando ALMA cree que se necesita otro ingrediente para entender el sistema. “Creemos que la presencia de un planeta entre estos anillos es necesaria para explicar por qué se destrozó el disco”, afirma Jiaqing Bi, de la Universidad de Victoria, en Canadá, quien dirigió un estudio de GW Orionis publicado en The Astrophysical Journal Letters en mayo de este año. Su equipo identificó tres anillos de polvo en las observaciones de ALMA, siendo el anillo más externo el más grande jamás observado en discos de formación de planetas.

Futuras observaciones con el ELT de ESO y otros telescopios pueden ayudar a los astrónomos a desentrañar completamente la naturaleza de GW Orionis y revelar la presencia de planetas jóvenes formándose alrededor de sus tres estrellas.

Información adicional

Este trabajo de investigación se presenta en el artículo científico “A triple star system with a misaligned and warped circumstellar disk shaped by disk tearing”, publicado en la revista Science.

El equipo está formado por Stefan Kraus (Universidad de Exeter, Escuela de Física & Astronomía, Reino Unido [Exeter]); Alexander Kreplin (Exeter); Alison K. Young (Exeter y Escuela de Física y Astronomía, Universidad de Leicester, Reino Unido); Matthew R. Bate (Exeter); John D. Monnier (Universidad de Michigan, EE.UU. [Michigan]); Tim J. Harries (Exeter); Henning Avenhaus (Instituto Max Planck de Astronomía, Heidelberg, Alemania); Jacques Kluska (Exeter e Instituto de Astronomía, KU Leuven, Bélgica [KU Leuven]); Anna S. E. Laws (Exeter); Evan A. Rich (Michigan); Matthew Willson (Exeter y Universidad Estatal de Georgia, EE.UU.); Alicia N. Aarnio (Universidad de Greensboro de Carolina del Norte, EE.UU.); Fred C. Adams (Michigan); Sean M. Andrews (Centro de Astrofísica | Harvard & Smithsonian, EE.UU. [CfA]); Narsireddy Anugu (Exeter, Michigan y Observatorio Steward, Universidad de Arizona, EE.UU.); Jaehan Bae (Michigan e Institución Carnegie para la Ciencia, Washington, EE.UU.); Theo ten Brummelaar (Conjunto CHARA de la Universidad Estatal de Georgia, California, EE.UU.); Nuria Calvet (Michigan); Michel Cure (Instituto de Física y Astronomía, Universidad de Valparaíso, Chile); Claire L. Davies (Exeter); Jacob Ennis (Michigan); Catherine Espaillat (Michigan y Universidad de Boston, EE.UU.); Tyler Gardner (Michigan); Lee Hartmann (Michigan); Sasha Hinkley (Exeter); Aaron Labdon (Exeter); Cyprien Lanthermann (KU Leuven); Jean-Baptiste LeBouquin (Michigan y Universidad Grenoble Alpes, CNRS, IPAG, Francia); Gail H. Schaefer (CHARA); Benjamin R. Setterholm (Michigan); David Wilner (CfA); y Zhaohuan Zhu (Universidad de Nevada, EE.UU.).

ESO es la principal organización astronómica intergubernamental de Europa y el observatorio astronómico más productivo del mundo. Cuenta con dieciséis países miembros: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza, junto con Chile, país anfitrión, y Australia como aliado estratégico. ESO desarrolla un ambicioso programa centrado en el diseño, construcción y operación de poderosas instalaciones de observación terrestres que permiten a los astrónomos hacer importantes descubrimientos científicos. ESO también desarrolla un importante papel al promover y organizar la cooperación en investigación astronómica. ESO opera en Chile tres instalaciones de observación únicas en el mundo: La Silla, Paranal y Chajnantor. En Paranal, ESO opera el Very Large Telescope junto con su interferómetro VLTI (Very Large Telescope Interferometer), el más avanzado del mundo, así como dos telescopios de rastreo: VISTA (siglas en inglés de Telescopio de Rastreo Óptico e Infrarrojo para Astronomía), que trabaja en el infrarrojo, y el VST (VLT Survey Telescope, Telescopio de Rastreo del VLT), que rastrea en luz visible. ESO también es socio de dos instalaciones en Chajnantor, APEX y ALMA, actualmente el mayor proyecto astronómico en funcionamiento del mundo. Finalmente, en Cerro Armazones, cerca de Paranal, ESO está construyendo el ELT (Extremely Large Telescope), de 39 metros, que llegará a ser “el ojo más grande del mundo para mirar el cielo”.

El conjunto ALMA, (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) es una instalación astronómica internacional fruto de la colaboración entre ESO, la Fundación Nacional para la Ciencia de EE.UU. (NSF, National Science Foundation) y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón (NINS, National Institutes of Natural Sciences) en cooperación con la República de Chile. ALMA está financiado por ESO en nombre de sus países miembros; por la NSF en cooperación con el Consejo Nacional de Investigación de Canadá (NRC, National Research Council) y el Consejo Nacional de Ciencias de Taiwán (NSC, National Science Council), y por el NINS en cooperación con la Academia Sínica (AS) de Taiwán y el Instituto de Astronomía y Ciencias Espaciales de Corea (KASI, Korea Astronomy and Space Science Institute). La construcción y operaciones de ALMA están lideradas por ESO en nombre de sus países miembros; por el Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO, National Radio Astronomy Observatory), gestionado por Associated Universities, Inc.(AUI), en América del Norte; y por el Observatorio Astronómico Nacional de Japón (NAOJ, National Astronomical Observatory of Japan) en Asia Oriental. El Observatorio Conjunto ALMA (Joint ALMA Observatory, JAO) proporciona al proyecto la unificación tanto del liderazgo como de la gestión de la construcción, puesta a punto y operaciones de ALMA.

Las traducciones de las notas de prensa de ESO las llevan a cabo miembros de la Red de Divulgación de la Ciencia de ESO (ESON por sus siglas en inglés), que incluye a expertos en divulgación y comunicadores científicos de todos los países miembros de ESO y de otras naciones.

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