La estrella Blaze, que se encuentra a 3.000 años luz de distancia, pronto explotará y podrás verla desde la Tierra: "Un evento único en la vida".
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Más información: https://ultimasnoticiasdeastronomia.blogspot.com/2025/03/lanzamiento-con-imanes-superconductores.html
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Más información: https://www.elimparcial.com/tecnologia/2025/03/18/telescopio-james-webb-detecta-co2-fuera-del-sistema-solar-por-primera-vez/
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Más información: https://www.eso.org/public/spain/news/eso2507/?nolang
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25 de Febrero de 2025
Nuevas observaciones de 2024 YR4, realizadas con el Very Large Telescope (VLT de ESO) del Observatorio Europeo Austral (ESO) e instalaciones de todo el mundo, han descartado prácticamente un impacto del asteroide con nuestro planeta. El asteroide ha sido monitoreado de cerca en los últimos meses, ya que sus probabilidades de impactar la Tierra en 2032 aumentaron a alrededor del 3%, la probabilidad de impacto más alta jamás alcanzada para un asteroide de tamaño considerable. Después de las últimas observaciones, las probabilidades de impacto se redujeron a casi cero.
El asteroide 2024 YR4, que se estima que tiene entre 40 y 90 metros de diámetro, fue descubierto a finales de diciembre del año pasado en una órbita que podría provocar su colisión con la Tierra el 22 de diciembre de 2032. Debido a su tamaño y probabilidad de impacto, el asteroide ascendió rápidamente a la cima de la lista de riesgo de la Agencia Espacial Europea (ESA), un catálogo de todas las rocas espaciales con alguna posibilidad de impactar la Tierra.
El VLT de ESO se utilizó para observar 2024 YR4 a mediados de enero, proporcionando a la comunidad astronómica los datos cruciales que necesitaban para calcular con mayor precisión su órbita. Combinadas con los datos de otros observatorios, las mediciones muy precisas del VLT mejoraron nuestro conocimiento de la órbita del asteroide, lo que llevó a una probabilidad de impacto superior al 1%, un umbral clave para desencadenar la mitigación de desastres. Se activaron más observaciones y la Red Internacional de Alerta de Asteroides emitió una notificación de posible impacto de asteroide, alertando a los grupos de defensa planetaria, incluido el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales, sobre el posible impacto.
Con múltiples telescopios en todo el mundo observando el asteroide y la comunidad astronómica modelando su órbita, la probabilidad de impacto aumentó a alrededor del 3% el 18 de febrero, la probabilidad de impacto más alta jamás registrada para un asteroide de más de 30 metros. Sin embargo, al día siguiente, nuevas observaciones realizadas con el VLT de ESO redujeron el riesgo de impacto a la mitad.
Este ascenso y descenso de la probabilidad de impacto del asteroide sigue un patrón esperado y comprendido. Para saber dónde estará el asteroide en 2032, la comunidad científica extrapola a partir de la pequeña parte de la órbita medida hasta ahora. El astrónomo de ESO, Olivier Hainaut, hace una analogía: "Debido a las incertidumbres, la órbita del asteroide es como el haz de luz de una linterna: cada vez más ancha y más borrosa en la distancia. A medida que observamos más, el haz se vuelve más nítido y estrecho. La Tierra estaba cada vez más iluminada por este rayo: la probabilidad de impacto aumentaba".
Las nuevas observaciones del VLT, junto con los datos de otros observatorios, han permitido a la comunidad astronómica restringir la órbita lo suficiente como para descartar un impacto con la Tierra en 2032. "El haz más estrecho ahora se está alejando de la Tierra", declara Hainaut. En el momento de escribir este artículo, la probabilidad de impacto informada por el Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra de la ESA es de alrededor del 0,001% y el asteroide ya no encabeza la lista de riesgo de la ESA.
A medida que 2024 YR4 se aleja de la Tierra, se ha vuelto cada vez más tenue y difícil de observar con todos los telescopios, excepto los más grandes. El VLT de ESO ha desempeñado un papel decisivo en las observaciones de este asteroide debido al tamaño de su espejo y su excelente sensibilidad, así como a los excelentes cielos oscuros del Observatorio Paranal de ESO, en Chile, donde se encuentra el telescopio. Esto lo hace ideal para rastrear objetos débiles como 2024 YR4 y otros asteroides potencialmente peligrosos.
Desafortunadamente, los mismos cielos prístinos y oscuros de Paranal que hicieron posible estas mediciones cruciales están actualmente amenazados por el megaproyecto industrial INNA de AES Andes, una subsidiaria de la compañía eléctrica estadounidense AES Corporation. Se prevé que el proyecto abarque un área similar en tamaño a la de una pequeña ciudad y se ubique, en el punto más cercano, a unos 11 km del VLT. Debido a su tamaño y proximidad, el INNA tendría efectos devastadores en la calidad de los cielos de Paranal, especialmente debido a la contaminación lumínica de sus instalaciones industriales. Con un cielo más brillante, los telescopios como el VLT perderán su capacidad de detectar algunos de los objetivos cósmicos más débiles.
Hainaut advierte: "Con un cielo más iluminado, el VLT perdería la capacidad de detectar un objeto como el débil 2024 YR4 aproximadamente un mes antes, lo que marcaría una gran diferencia en nuestra capacidad para predecir un impacto y preparar medidas de mitigación para proteger la Tierra".
Las observaciones se obtuvieron en el contexto de la colaboración entre ESA y ESO en contribución a la Red Internacional de Alerta de Asteroides. El equipo está compuesto por Olivier R. Hainaut (ESO), Marco Micheli (Centro de Coordinación de NEO de la ESA), Bruno Leibundgut (ESO), Andrew Williams (anteriormente ESO, ahora ESA), Detlef Koschny (Universidad Técnica de Múnich, Alemania) y Luca Conversi (ESA). Para las observaciones de 2024 YR4, se les unieron Maxime Devogele (ESA), Julia de León (Instituto de Astrofísica de Canarias, España) y Nicholas Moskovitz (Observatorio Lowell, Estados Unidos). FORS2 y HAWK-I fueron los instrumentos del VLT utilizados.
El Observatorio Europeo Austral (ESO) pone a disposición de la comunidad científica mundial los medios necesarios para desvelar los secretos del Universo en beneficio de todos. Diseñamos, construimos y operamos observatorios de vanguardia basados en tierra -utilizados por la comunidad astronómica para abordar preguntas emocionantes y difundir la fascinación por la astronomía- y promovemos la colaboración internacional en astronomía. Establecida como organización intergubernamental en 1962, hoy ESO cuenta con el apoyo de 16 Estados Miembros (Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza), junto con Chile, país anfitrión, y con Australia como socio estratégico. La sede de ESO y su planetario y centro de visitantes, el ESO Supernova, se encuentran cerca de Múnich (Alemania), mientras que el desierto chileno de Atacama, un lugar maravilloso con condiciones únicas para observar el cielo, alberga nuestros telescopios. ESO opera tres sitios de observación: La Silla, Paranal y Chajnantor. En Paranal, ESO opera el Very Large Telescope junto con su interferómetro VLTI (Very Large Telescope Interferometer), y telescopios de rastreo como VISTA. También en Paranal, ESO albergará y operará el Cherenkov Telescope Array South, el observatorio de rayos gamma más grande y sensible del mundo. En Chajnantor, junto con socios internacionales, ESO opera ALMA, una instalación que observa los cielos en el rango milimétrico y submilimétrico. En Cerro Armazones, cerca de Paranal, estamos construyendo "el ojo más grande del mundo para mirar el cielo": el Telescopio Extremadamente Grande de ESO (ELT, Extremely Large Telescope). Desde nuestras oficinas en Santiago (Chile), apoyamos el desarrollo de nuestras operaciones en el país y nos comprometemos con los socios chilenos y con la sociedad chilena.
Las traducciones de las notas de prensa de ESO las llevan a cabo miembros de la Red de Divulgación de la Ciencia de ESO (ESON por sus siglas en inglés), que incluye a expertos en divulgación y comunicadores científicos de todos los países miembros de ESO y de otras naciones.
El nodo español de la red ESON está representado por J. Miguel Mas Hesse y Natalia Ruiz Zelmanovitch.
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Un equipo de astrónomos y astrónomas ha podido sondear la atmósfera de un planeta situado fuera del Sistema Solar, mapeando su estructura en 3D por primera vez. Al combinar las cuatro unidades de telescopio del Very Large Telescope (VLT de ESO) del Observatorio Europeo Austral, detectaron potentes vientos que transportan elementos químicos como el hierro y el titanio, creando intrincados patrones climáticos en la atmósfera del planeta. El descubrimiento abre la puerta a estudios detallados de la composición química y el clima de otros mundos alienígenas.
"La atmósfera de este planeta se comporta de maneras que desafían nuestra comprensión de cómo funciona el clima, no solo en la Tierra, sino en todos los planetas. Parece sacado de la ciencia ficción", afirma Julia Victoria Seidel, investigadora del Observatorio Europeo Austral (ESO) en Chile y autora principal del estudio, publicado hoy en Nature.
El planeta, WASP-121b (también conocido como Tylos), está a unos 900 años luz de distancia, en la constelación de Puppis. Es un Júpiter ultracaliente, un gigante gaseoso que orbita alrededor de su estrella anfitriona tan cerca que un año allí dura solo unas 30 horas terrestres. Además, un lado del planeta es abrasador, ya que siempre está mirando hacia la estrella, mientras que el otro lado es mucho más frío.
Ahora el equipo ha estudiado las profundidades de la atmósfera de Tylos y ha revelado la presencia de distintos vientos en capas separadas, creando un mapa en tres dimensiones de la estructura de la atmósfera. Es la primera vez que la comunidad astronómica ha podido estudiar la atmósfera de un planeta fuera de nuestro Sistema Solar con tanta profundidad y detalle.
"Lo que descubrimos fue sorprendente: una corriente en chorro hace girar el material alrededor del ecuador del planeta, mientras que un flujo separado en los niveles más bajos de la atmósfera mueve el gas del lado caliente al lado más frío. Este tipo de clima nunca se ha visto antes en ningún planeta", afirma Seidel, quien también es investigadora en el Laboratorio Lagrange, que forma parte del Observatorio de la Costa Azul, en Francia. La corriente en chorro observada se extiende por la mitad del planeta, ganando velocidad y agitando violentamente la atmósfera superior a medida que cruza el lado caliente de Tylos. "En comparación, incluso los huracanes más fuertes del Sistema Solar parecen tranquilos", añade.
Para desvelar la estructura tridimensional de la atmósfera del exoplaneta, el equipo utilizó el instrumento ESPRESSO del VLT de ESO con el fin de combinar la luz de sus cuatro grandes unidades de telescopio en una sola señal. Este modo combinado del VLT recoge cuatro veces más luz que una unidad de telescopio individual, revelando detalles más tenues. Al observar el planeta durante un tránsito completo frente a su estrella anfitriona, ESPRESSO pudo detectar firmas de múltiples elementos químicos, detectando, como resultado, las diferentes capas de la atmósfera.
"El VLT nos permitió sondear tres capas diferentes de la atmósfera del exoplaneta de una sola vez", declara el coautor del estudio, Leonardo A. dos Santos, astrónomo asistente en el Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial en Baltimore, Estados Unidos. El equipo rastreó los movimientos del hierro, el sodio y el hidrógeno, lo que les permitió rastrear los vientos en las capas profunda, media y poco profunda de la atmósfera del planeta, respectivamente. "Es el tipo de observación que es muy difícil de hacer con telescopios espaciales, lo que pone de manifiesto la importancia de las observaciones terrestres de exoplanetas", añade.
Curiosamente, las observaciones también revelaron la presencia de titanio justo debajo de la corriente en chorro, como se destaca en un estudio complementario publicado en Astronomy and Astrophysics. Esta fue otra sorpresa, ya que observaciones anteriores del planeta habían mostrado la ausencia de este elemento, posiblemente porque está oculto en las profundidades de la atmósfera.
"Es realmente alucinante que podamos estudiar detalles como la composición química y los patrones climáticos de un planeta a una distancia tan grande", declara Bibiana Prinoth, estudiante de doctorado en la Universidad de Lund (Suecia) y ESO, quien dirigió el estudio complementario y es coautora del artículo de Nature.
Sin embargo, para descubrir la atmósfera de planetas más pequeños, similares a la Tierra, se necesitarán telescopios más grandes. Entre ellos se encuentra el Extremely Large Telescope (ELT) de ESO, que se encuentra actualmente en construcción en el desierto de Atacama, en Chile. "El ELT cambiará las reglas del juego para el estudio de las atmósferas de los exoplanetas", afirma Prinoth. "Esta experiencia me hace sentir que estamos a punto de descubrir cosas increíbles con las que hasta ahora solo podemos soñar”.
Esta investigación se ha presentado en un artículo publicado en la revista Nature titulado “Vertical structure of an exoplanet’s atmospheric jet stream” (doi:10.1038/s41586-025-08664-1).
El equipo está compuesto por: Julia V. Seidel (Observatorio Europeo Austral, Santiago, Chile [ESO Chile]; Laboratorio Lagrange, Observatorio de la Costa Azul, CNRS, Universidad de la Costa Azul, Niza, Francia [Lagrange]); Bibiana Prinoth (ESO Chile y Observatorio de Lund, División de Astrofísica, Departamento de Física, Universidad de Lund, Lund, Suecia [ULund]); Lorenzo Pino (INAF-Observatorio Astrofísico de Arcetri, Florencia, Italia); Leonardo A. dos Santos (Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial, Baltimore, EE.UU.; Universidad Johns Hopkins, Baltimore, EE.UU.); Hritam Chakraborty (Observatorio de Ginebra, Departamento de Astronomía, Universidad de Ginebra, Versoix, Suiza [UNIGE]); Vivien Parmentier (Lagrange); Elyar Sedaghati (ESO Chile), Joost P. Wardenier (Departamento de Física, Instituto Trottier para la Investigación en Exoplanetas [IREx], Universidad de Montreal, Canadá); Casper Farret Jentink (UNIGE); María Rosa Zapatero Osorio (Centro de Astrobiología, CSIC-INTA, Madrid, España); Romain Allart (IREx); David Ehrenreich (UNIGE); Monika Lendl (UNIGE); Giulia Roccetti (Observatorio Europeo Austral, Garching -cerca de Múnich-, Alemania; Instituto de Meteorología, Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich, Múnich, Alemania); Yuri Damasceno (Instituto de Astrofísica y Ciencias del Espacio, Universidad de Oporto, Oporto, Portugal [IA-CAUP]; Departamento de Física y Astronomía, Facultad de Ciencias, Universidad de Oporto, Oporto, Portugal [FCUP]; ESO Chile); Vincent Bourrier (UNIGE); Jorge Lillo-Box (Centro de Astrobiología (CAB); CSIC-INTA, Madrid, España); H. Jens Hoeijmakers (ULund); Enric Pallé (Instituto de Astrofísica de Canarias, La Laguna, Tenerife, España [IAC]; Departamento de Astrofísica, Universidad de La Laguna, La Laguna, Tenerife, España [IAC-ULL]); Nuno Santos (IA-CAUP y FCUP); Alejandro Suárez Mascareño (IAC e IAC-ULL); Sergio G. Sousa (IA-CAUP); Hugo M. Tabernero (Departamento de Física de la Tierra y Astrofísica e IPARCOS-UCM (Instituto de Física de Partículas y del Cosmos de la UCM), Universidad Complutense de Madrid, España); y Francesco A. Pepe (UNIGE).
La investigación que descubrió la presencia de titanio, se publicó en la revista Astronomy & Astrophysics en un artículo titulado " Titanium chemistry of WASP-121 b with ESPRESSO in 4-UT mode” (doi: 10.1051/0004-6361/202452405).
El equipo detrás de este artículo está compuesto por: Bibiana Prinoth (Observatorio Europeo Austral, Santiago, Chile [ESO Chile] y Observatorio de Lund, División de Astrofísica, Departamento de Física, Universidad de Lund, Lund, Suecia [ULund]); Julia V. Seidel (ESO Chile; Laboratorio Lagrange, Observatorio de la Costa Azul, CNRS, Universidad de la Costa Azul, Niza, Francia [Lagrange]); H. Jens Hoeijmakers (ULund); Brett M. Morris (Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial, Baltimore, EE.UU.); Martina Baratella (ESO Chile); Nicholas W. Borsato (ULund, Escuela de Ciencias Matemáticas y Físicas, Universidad Macquarie, Sídney, Australia); Yuri Damasceno (Instituto de Astrofísica y ciencias del Espacio, Universidad de Oporto, Oporto, Portugal [IA-CAUP]; Departamento de Física y Astronomía, Facultad de Ciencias, Universidad de Oporto, Oporto, Portugal [FCUP]; ESO Chile); Vivien Parmentier (Lagrange); Daniel Kitzmann (Universidad de Berna, Instituto de Física, División de Investigación Espacial y Ciencias Planetarias, Berna, Suiza); Elyar Sedaghati (ESO Chile); Lorenzo Pino (INAF-Observatorio Astrofísico de Arcetri, Florencia, Italia); Francesco Borsa (INAF-Observatorio Astronómico de Brera, Merate, Italia); Romain Allart (Departamento de Física, Instituto Trottier para la Investigación de Exoplanetas [IREx], Universidad de Montreal, Canadá); Nuno Santos (IA-CAUP y FCUP); Michal Steiner (Observatorio de la Universidad de Ginebra, Versoix, Suiza); Alejandro Suàrez Mascareño (Instituto de Astrofísica de Canarias, La Laguna, Tenerife, España; Departamento de Astrofísica, Universidad de La Laguna, La Laguna, Tenerife, España); Hugo M. Tabernero (Departamento de Física de la Tierra y Astrofísica e IPARCOS-UCM (Instituto de Física de Partículas y del Cosmos de la UCM), Universidad Complutense de Madrid, España); y María Rosa Zapatero Osorio (Centro de Astrobiología, CSIC-INTA, Madrid, España).
El Observatorio Europeo Austral (ESO) pone a disposición de la comunidad científica mundial los medios necesarios para desvelar los secretos del Universo en beneficio de todos. Diseñamos, construimos y operamos observatorios de vanguardia basados en tierra -utilizados por la comunidad astronómica para abordar preguntas emocionantes y difundir la fascinación por la astronomía- y promovemos la colaboración internacional en astronomía. Establecida como organización intergubernamental en 1962, hoy ESO cuenta con el apoyo de 16 Estados Miembros (Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza), junto con Chile, país anfitrión, y con Australia como socio estratégico. La sede de ESO y su planetario y centro de visitantes, el ESO Supernova, se encuentran cerca de Múnich (Alemania), mientras que el desierto chileno de Atacama, un lugar maravilloso con condiciones únicas para observar el cielo, alberga nuestros telescopios. ESO opera tres sitios de observación: La Silla, Paranal y Chajnantor. En Paranal, ESO opera el Very Large Telescope junto con su interferómetro VLTI (Very Large Telescope Interferometer), y telescopios de rastreo como VISTA. También en Paranal, ESO albergará y operará el Cherenkov Telescope Array South, el observatorio de rayos gamma más grande y sensible del mundo. En Chajnantor, junto con socios internacionales, ESO opera ALMA, una instalación que observa los cielos en el rango milimétrico y submilimétrico. En Cerro Armazones, cerca de Paranal, estamos construyendo "el ojo más grande del mundo para mirar el cielo": el Telescopio Extremadamente Grande de ESO (ELT, Extremely Large Telescope). Desde nuestras oficinas en Santiago (Chile), apoyamos el desarrollo de nuestras operaciones en el país y nos comprometemos con los socios chilenos y con la sociedad chilena.
Las traducciones de las notas de prensa de ESO las llevan a cabo miembros de la Red de Divulgación de la Ciencia de ESO (ESON por sus siglas en inglés), que incluye a expertos en divulgación y comunicadores científicos de todos los países miembros de ESO y de otras naciones.
El nodo español de la red ESON está representado por J. Miguel Mas Hesse y Natalia Ruiz Zelmanovitch.
El Observatorio Europeo Austral (ESO) ha publicado una impresionante imagen de ochenta millones de píxeles del cúmulo estelar RCW 38, captada por VISTA (Visible and Infrared Survey Telescope for Astronomy, Telescopio de Sondeo Visible e Infrarrojo para Astronomía) de ESO, que opera en el desierto de Atacama, en Chile.
Descubra el colorido espectáculo de la guardería estelar RCW 38, situada a unos 5.500 años luz de nosotros, en la constelación de Vela. Con sus brillantes líneas y remolinos, esta cuna de estrellas no teme hacer alarde de sus colores. Desde el rosa intenso de las nubes de gas hasta los puntos multicolores (que son estrellas jóvenes): esta imagen lo tiene todo.
En comparación con nuestro Sol, que con unos 4.600 millones de años se encuentra en una fase estable de su vida, las estrellas de RCW 38 son todavía muy jóvenes. Con menos de un millón de años, RCW 38 contiene unas 2.000 estrellas, creando este paisaje psicodélico. Este joven cúmulo estelar está lleno de actividad, lo que lo convierte en un objetivo interesante para la comunidad astronómica.
Los cúmulos estelares son como ollas a presión gigantes que contienen todos los ingredientes para la formación de estrellas: densas nubes de gas y cúmulos opacos de polvo cósmico. Cuando esta mezcla de gas y polvo colapsa bajo su propia gravedad, nace una estrella.
La fuerte radiación proveniente de estas estrellas recién nacidas hace que el gas que rodea el cúmulo estelar brille intensamente, creando los tonos rosados que vemos en RCW 38. ¡Realmente es una vista espectacular! Sin embargo, en luz visible, muchas estrellas del cúmulo RCW 38 permanecen ocultas para nosotros, porque el polvo bloquea nuestra visión.
Ahí es donde entra en juego el telescopio VISTA, instalado en el Observatorio Paranal de ESO: su cámara VIRCAM observa la luz infrarroja que, a diferencia de la luz visible, puede atravesar el polvo casi sin obstáculos, revelando las verdaderas riquezas de RCW 38. De repente, también vemos estrellas jóvenes dentro de envolturas polvorientas, o estrellas frías "fallidas", conocidas como enanas marrones.
Esta imagen infrarroja fue tomada durante el sondeo VVV (VISTA Variables in the Vía Láctea), que ha producido el mapa infrarrojo más detallado jamás realizado de nuestra galaxia natal. Estudios como este revelan la presencia de objetos astronómicos aún desconocidos, o nos dan una nueva visión de los conocidos.
Desde que se tomó esta imagen, la fiel cámara VIRCAM de VISTA, que ha realizado numerosos estudios de imágenes desde 2008, se ha retirado después de una carrera impresionante. A finales de este año, el telescopio recibirá un nuevo instrumento llamado 4MOST, que recopilará los espectros de 2.400 objetos a la vez en una gran área del cielo. A medida que VISTA renace, se nos muestra un brillante futuro.
Juan Carlos Muñoz Mateos
ESO Media Officer
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José Miguel Mas Hesse (Contacto para medios de comunicación en España)
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